Aunque la Mediación Familiar se utiliza principalmente en conflictos de ruptura de pareja, también es posible acudir a este servicio en otros conflictos familiares que surjan dentro del ámbito familiar entre cualquiera de sus miembros.
Algunos ejemplos podrían ser:
- conflictos intrafamiliares en la convivencia siempre que exista un vínculo de parentesco hasta el cuarto grado de consanguinidad o afinidad (de acuerdo a la ley aplicable en la Comunidad de Madrid).
- conflictos por herencias que eviten o simplifiquen un litigio judicial en el ámbito de la familia.
- conflictos intergeneracionales entre padres e hijos, abuelos y nietos,..
- conflictos en relación a la atención a personas dependientes
-conflictos en la empresa familiar,...
En definitiva, cualquier conflicto que quiera evitar iniciar un procedimiento judicial o simplemente prevenirlo.
Es importante tener presente que con la Mediación Familiar no sólo generamos acuerdos para evitar conflictos, sino lo que es más importante, aprendemos a resolverlos si vuelven a producirse en un futuro.
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