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miércoles, 1 de diciembre de 2010

PRIMERAS REFLEXIONES: LOS CAMBIOS EN EL MODELO DE FAMILIA



Estamos ante una sociedad inmersa en continuos cambios en el modelo de familia en las últimas decadas.
Aparecen una mayor diversidad de formas familiares (familias monoparentales, familias de hecho, familias reconstituidas,…) y una mayor aceptación de la diversidad familiar.
Igualmente se ha producido una importante transformación en el proceso de formación de la familia. Cada vez se produce más tarde el matrimonio o la vida en pareja, aumenta el número de hijos que nacen fuera del matrimonio, descenso de la natalidad,.. Importantes cambios en los procesos de disolución de las familias, aumentando notablemente el número de separaciones y divorcios pese al descenso de los últimos años que tienen como posible causa la situación actual de crisis económica.

La familia se ha convertido en una elección. Se está produciendo el desprendimiento de las personas de los vínculos normativos e institucionales, a favor del incremento de la autonomía del individuo (proceso de Individualización). Rechazo, por tanto, a las normas impuestas por una autoridad o moralidad institucional, sea religiosa, social o política.
Poco a poco, la sociedad va defendiendo estos nuevos modelos y por tanto, una mayor libertad individual. Cambios en las leyes de familia, leyes de igualdad, leyes de divorcio,..
No podemos olvidar el acceso a la educación de las mujeres, ampliándose su formación y su participación en el mercado. Disponer de ingresos económicos propios, refuerza la posición de las mujeres en el matrimonio, liberándolas de la dependencia sufrida durante años.
Debemos olvidar la idea de que la familia perfecta es aquella que sigue el modelo tradicional, y avanzar socialmente hacia nuevos modelos basados no en la imposición, sino en el derecho. Cada nueva forma de vivir en familia merece ser escuchada y atendida, partiendo de la base de que no hay modelos ni mejores ni peores, y debemos ver en esta diversidad una forma de crecimiento.

También es importante hablar de los cambios en el comportamiento de las parejas. Se está produciendo un descenso desde los años 80 en el número de matrimonios, y las edades en las que se contrae matrimonio son cada vez más tardías. El matrimonio sin papeles, las parejas de hecho,… también han aumentado en los últimos años.
Es una realidad que las parejas se disuelven antes, y bien hayan contraído matrimonio o no, se hace necesario que las partes lleguen a un entendimiento una vez se produzca la ruptura de pareja. Treinta años después de que se aprobara la Ley de Divorció en 1981, es un tiempo suficiente para poder valorar el proceso de separación y divorcio y es compartida la opinión de que genera insatisfacción y conflictos entre las partes una vez finalizado el proceso. La causa principal seguramente no sea otra que la falta de implicación de las partes en la toma de decisiones en aspectos que tienen que ver con temas económicos, patrimoniales y de cuidados de los hijos.
Se hace necesario buscar alternativas en la resolución de conflictos que complementen el procedimiento judicial, y es aquí dónde se justifica la necesidad de la MEDIACIÓN FAMILIAR.
En el proceso de Mediación Familiar en Separaciones y Divorcios es la propia pareja la que toma sus propias decisiones en un espacio neutral y confidencial a través de acuerdos que les permitan reorganizar su relación como padres y favoreciendo una mejor comunicación entre ambos.

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