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sábado, 11 de diciembre de 2010

ARTICULO MEDIACIÓN INTERGENERACIONAL

MEDIACIÓN INTERGENERACIONAL COMO TRATAMIENTO DE PREVENCIÓN DE LOS MALOS TRATOS DE HIJOS A PADRES

“Las denuncias por malos tratos de hijos a padres han aumentado en los últimos cinco años. Anualmente se presentan cerca de 8.000. La Fiscalía General del Estado ha pedido a todas las fiscalías que respondan rápido a este tipo de casos para proteger a las víctimas y reeducar al menor.”
Titular de noticia en RTVE1 con fecha de 31-08-2010.
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Desde el año 2006, venimos notando un aumento en noticias como esta, acerca de la ampliación de la violencia y agresión de menores a sus padres y/o tutores.
Los datos objetivos se vienen observando tanto desde la llamada de atención en fiscalía, ante el aumento de las denuncias de malos tratos de hijos a padres, como en el eco que se hace de ello la prensa.
Este problema, al ser un problema intrafamiliar, cuenta con un hándicap para su detección, diagnostico y tratamiento, ya que por desgracia tiene poca visibilidad social.
Las familias tienden a ocultar esta situación conflictiva, por vergüenza, miedo, incertidumbre o desconocimiento de recursos o consecuencias futuras con respecto al núcleo familiar. Incluso aguantan hasta el final chantajes del menor y llegan a denunciar cuando la situación es verdaderamente insostenible.
En nuestra cultura occidental y mediterránea, tradicionalmente los problemas familiares se han resuelto dentro de la familia, con lo que la propia familia, por falta de tradición en ello, puede considerar una “deshonra” tener que contar con agentes externos a ella para que intervengan, ya que eso despertaría el miedo a poder denotar incompetencia de la propia familia para resolver dicho problema.
La familia es la institución con mayor fuerza dentro de nuestro foro interno, es nuestro núcleo primario, y por lo tanto lo mas básico a lo que recurrir en caso de que todo lo demás falle.
En nuestro ideario, es inadmisible que la familia falle, por su propia definición.
Muchas familias se encuentran perdidas y desorientadas ante situaciones y/o conductas problemáticas que presentan sus hijos e hijas sobretodo a las relacionadas a menores con conductas agresivas para con sus padres/tutores. Gran parte de estas familias son completamente normalizadas.
El perfil de estas familias es bastante amplio, no es posible reducirlo a un sector de población concreto. Estaríamos hablando de menores procedentes de familias tanto normalizadas como no normalizadas.
Algo en común de las familias de estos menores es una tendencia a una educación demasiado abierta, con laxitud en los limites y en las normas familiares, descuidada o flexible para con sus hijos / as, que al crecer ponen en cuestionamiento y rechazan las normas familiares.
Suele tratarse de familias con adolescentes cuyos padres se sienten impotentes a la hora de enfrentar situaciones generadas en el núcleo familiar. Los adolescentes pasan de comportamientos desobedientes a comportamientos claramente agresivos y violentos contra todo lo que no sea seguir ejerciendo su propia voluntad.
Encontramos situaciones familiares, que aunque no tiene porque llegar a considerarse significativas, si son repetitivas en estos casos, como por ejemplo, estilos educativos basados en el “todo vale”, “en derechos por encima de obligaciones”, “en la figura del padre periférico”, “en el no-establecimiento de límites”, etc... ; Situaciones de separaciones traumáticas de los padres a una edad comprendida en un margen de los 8 a los 13 años; y situaciones de saltos entre generaciones relativamente distantes.
Las causas, según la Fiscalía, hay que buscarlas en las "deficiencias del proceso educativo", más que en situaciones de marginalidad:
La mediación familiar e intergeneracional como herramienta para la resolución de conflictos familiares, la prevención de alteraciones extremas como la que estamos hablando, y la restauración de estilos educativos familiares desviados, puede y llega a ser bastante útil.
Los y las mediadoras no son personas ajenas a la familia que les solucionaran los conflictos o que les cambiaran a los padres, en el caso de la mediación intergeneracional, al hijo.
En una sistema familiar disfuncional, todos sus integrantes son parte del problema que ha emergido y todos deben asumir su responsabilidad en él para encontrar y aportar la solución que mas se adapte a dicho sistema.
La mediación tendrá mayor probabilidad de éxito si los padres colaboran, pues a ellos les corresponde dictar las normas de la casa y de igual manera llegar a acuerdos razonables y razonados con los hijos.
Unimos a esto que la mediación familiar e intergeneracional es un método no solo de resolución de conflictos familiares, sino también y mas importante un factor de protección para la propia familia, ya que permite resolver los conflictos entre sus miembros dentro del seno de la propia familia, ya que como sabemos, el mediador, en toda mediación, debe mantener una posición neutral e imparcial y servir de vehículo para la comunicación familiar.
También encontramos en la mediación familiar e intergeneracional un instrumento de prevención de los conflictos familiares y de la violencia intrafamiliar de hijos a padres, ya que al dotar a la familia de recursos para comunicarse mas efectivamente y resolver así sus conflictos, estamos invirtiendo en la capacitación futura para potenciar el dialogo frente a la agresividad y la impulsividad.
Mirando incluso mas allá, hacia los interés sociales comunes, invertir en mediación para la familia supondría un ahorro a las administraciones publicas en un medio - largo plazo en cuanto al presupuesto invertido en la corrección y medidas judiciales ante menores agresores
Todo lo anterior podría aplicarse tanto la mediación familiar en situaciones de separaciones y divorcios, en la que la pareja aprende a negociar sus bienes y sus regimenes de visitas futuros en cuanto a sus hijos en común, fomentando el dialogo como padres, función que sigue aunque la pareja se rompa, como en la mediación intergeneracional en si.
El que la función de padres siga, a pesar de la ruptura de la pareja, es una máxima en esta modalidad de mediación, y una de las que más previene futuros conflictos.
Un tanto por ciento bastante importante de los mentores agresivos a sus padres, provienen de familias de padres separados en un proceso de litigio conflictivo.
Cuando el conflicto emerge es mejor afrontarlo con el diálogo y la mediación, para rectificar conductas y actitudes desviadas dentro de la familia, que ocultarlo o ignorarlo.


Felisa Sánchez. Psicóloga mediadora y terapeuta familiar.
Miembro del Área de Mediación del COP-AO.

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